CRÓNICA: John Mayall - Santiago de Compostela, A Coruña, Julio 2009

John Mayall, tan bueno como Van Morrison... o casi


Por: Marisol Banco / Oscar Rande

Uno de los motivos para ver a John Mayall parte de sus 76 años. Cuesta imaginarle en más giras pero le escuchas y piensas... va a ser que sí.

John Mayall, crónica de concierto

17 Julio, 2009 | Marisol Banco / Oscar Rande
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17 Julio de 2009 en sala Capitol, Santiago de Compostela, A Coruña

  • · Grupos: John Mayall + Sugar Mountain.
  • · Público: Unas 2.000 personas aprox.
  • · Precio: 17/20 euros.
  • · Promotora: Caixa Galicia.

Uno de los motivos para ver a John Mayall parte de sus 76 años. Cuesta imaginarle en más giras pero le escuchas y piensas... va a ser que sí. Antes de actuar, los primeros en llegar al pabellón alucinaron al verle firmando y vendiendo sus discos en el puesto de merchandasing. Hay pocas estrellas tan cercanas como Mayall. Este británico impulsó en los años 60 el llamado blues de ojos azules junto a su banda, los Heartbreakers, donde tocaron Eric Clapton, Peter Green y Mick Taylor pero, ¡cuidado!, no vive sólo de aquella renta, no. Ha editado unos 50 discos, alguno reciente muy recomendabe caso de su tributo a Freddie King, y jamás entenderemos por qué hay gente que tiene discos de Van Morrison y apenas le conoce; ¿será que vende más la mala hostia?

Mes y pico antes, en este mismo pabellón compostelano, vimos a otra estrella del blues, Gary Moore, que reunió a menos gente que Mayall, quizá porque era lunes y ésta vez viernes, quizá porque las entradas de Moore valían 35 euros y las de Mayall 20; o quizá porque uno actúa como estrella fría incapaz de presentar a sus músicos y otro tiene un estilo sin miedo a sumar talento.

En toda la noche, entre el público que fuimos a escuchar a Mayall se notaba una mezcla de admiración y respeto, que él supo agradecer al decir varias veces: "Sois una audiencia fantástica, en serio", frase que sonó a sincera como lo son las heridas del bluen blues.
Por cierto, en el Multiusos Fontes do Sar ya huele a cuento caduco citar su acústica para justificar conciertos malos, y nace como nueva creencia la de que... ahí suena bien quien sabe, y quien no... le echa culpas al árbitro.
Abrieron la noche los miembros de Sugar Mountain [grupo de Pontevedra con varios discos de rock de raíz norteamericana y algún deje de los Rolling Stones], buen comienzo en un Sar con unos dos mil asistentes.

A las tres canciones, Mayall dejó claro que aún brilla su blues de ojos claros. El británico está a un nivel más que digno, y su show arrancó con instantes notables en un concierto bien pensado para que sus músicos, una buena banda, brille sin negarle el protagonismo a su jefe, dándole útiles respiros mientras él bate palmas a un lado del escenario. Mayall no es un veterano pidiendo limosna, no. Es una figura que sabe dónde está y que garantiza conciertos de blues capaces de gustar a sus seguidores y también a espectadores ajenos a la música negra. Lo suyo es lo que se denomina... feeling.
Aunque es un multi-instrumentista, Mayall alterna el teclado, situado en el centro, con la voz y alguna incursión en la armónica cuando la guitarra lleva el peso. En un repertorio de hora y media, cayeron temas insignes como su version del "Oh Pretty Woman" (original de Albert King), algún escarceo propio del buen rhythm and blues de escuela británica (esa que fundó con su colega Alexis Korner), "California" (hay que recordar que vive en Estados Unidos desde que le sedujo el ambiente camp de finales de los años sesenta) y cada tema sonando bien rodeado de una banda joven, salvo un guitarrista cuarentón que aprovechó bien sus solos para demostrar que no va de adorno. El bajista tuvo su momento loco palpando el mastil en un solo de forma alocada, con las dos palmas abiertas sobre las cuatro cuerdas para probar su destreza, igual que hizo un batería que emocionó dentro de un tipo de show muy volcado hacia el público, en una mutua retroalimentación ideada por los millones de kilómetros de enseñanzas que acumula mister John Mayall.

En la recta final, en medio de un buen bis pedido a voz en grito, se vió que a Mayall le falta pulmón para soplar la furia del famoso "Room To Move" (sería de brujería que con 76 años le diera la intensidad de hace tres décadas), "Behind The Blues" (tema lento y largo con un hueco para un solo de guitarra de enseuño) y "All Your Love" (donde Mayall y su banda lucieron un sabio manejo del tempo, disparando la fiesta entre un público feliz por encontrar a un Mayall mucho más en forma de lo que algunos esperaban o esperábamos, después de todo, su anterior show en Galicia tuvo lugar en 1993, cuando en su banda iba Coco Montoya, guitarrista enorme que eclipsó algo a Mayall pero, seamos claros, a Mayall le puedes superar unos minutos pero, a la larga, seguirá ahí arriba, en el club de los grandes y cada nuevo disco, caso del reciente In The Palace Of The King, es una piedra más en un camino por el que van pocos.

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