Freedonia, magia y pasión por el soul
Por: Inés Amarelo G. Foto: Jaime Massieu
Mucha gente estaba ansiosa por escuchar el nuevo álbum de Freedonia, Dignity and Freedom. Quedaba muy claro al entrar en la calle Arenal de Madrid y ver la cola a lo lejos.
05 Diciembre de 2014 en sala Joy Eslava, Madrid
- · Grupo: Freedonia.
- · Público: Lleno, unas 800 personas. ENTRADAS AGOTADAS.
- · Precio: 14 euros en venta anticipada, 18 euros en taquilla.
- · Promotora: Cultura Inquieta.
Mucha gente estaba ansiosa por escuchar el nuevo álbum de Freedonia, Dignity and Freedom. Quedaba muy claro al entrar en la calle Arenal de Madrid y ver la cola a lo lejos. Los asistentes se movían en torno a los 30 años y la cerveza en mano era indispensable: por cinco euros y en vaso de plástico ya podías sentirte integrado.
A las nueve y cuarto se encendieron las luces del escenario de la Joy Eslava y... entonces la gente empezó a corear el nombre del grupo. Al aparecer Maika y el resto de la banda supimos que sería una noche especial.
Los nueve músicos de Freedonia salen a escena trajeados en tonalidades oscuras [alguno incluso con gafas de sol]. Visten como si de una banda de los años 50 se tratase. Los coristas de negro y rojo, puro estilo soul. Nos dan la bienvenida con un instrumental muy cañero, lleno de ritmo funk que hace predecir lo increíble que será el concierto. Inmediatamente después, aparece la bomba, Maika Sitté, enfundada en un seductor conjunto negro moviéndose sinuosa, alocada, a ritmo de soul [después optó por un vestido con motivos tribales africanos]. Maika, pelo rojo combinado con los coristas, brilla con una voz altamente incendiaria abriendo el repertorio con la canción que da nombre al disco.
Con un toque mucho más funk que en su primer álbum homónimo, Freedonia iniciaron el deleite con su nuevo trabajo, sabiendo cuándo conviene una canción lenta o cuándo temas ardientes. Y aunque predominaron los segundos, fueron los primeros los que mostraron la calidad vocal de la explosiva cantante vallecana de origen guineano. En los momentos más enérgicos su voz, siendo precisa, sabe ser loca y en los temas más calmados logra que escuchemos cómo cada nota suena extraordinariamente cuidada. En medio de una Joy Eslava llena, algunos presentes estuvieron tan emocionados que incluso alborotan demasiado en instantes donde habría sido más provechoso mantener la calma para disfrutar de la sedosa voz de Maika, qué directo y qué manera de moverse.
No se quedan atrás los músicos que rodean a esta mujer. En Madrid, ellos animaron el ambiente en varios momentos con instrumentales que iban de lo más poderoso y dinámico hasta el sonido tribal cuando cuatro componentes tocaron diferentes tipos de flauta. Los cuatro instrumentos de viento a la izquierda del escenario, la guitarra y el bajo flanqueando a su cantante, la batería detrás, y las percusiones y el piano a la izquierda. Todos tuvieron la oportunidad de demostrar que el soul les corre por las venas. En intervenciones individuales, notamos sus habilidades y en los momentos de éxtasis vimos bien clara la estrecha conexión entre todos y cada uno de ellos. Incluso los tres coristas, colocados al fondo sobre una tarima, también luciaron su talento al estilo Freedonia.
Foto: Maika Sitté vestida con motivos tribales en la Joy Eslava de Madrid.
Tras casi hora y media de concierto, anunciaron que pronto terminaría el espectáculo. A pesar de ello, el ánimo del público no decayó. Nadie quería irse. La intensidad creció a lo largo de la noche, el cansancio no hacía mella, acercándose a la conclusión cada vez más motivados. Entonces Maika preguntó... "¿Nos vamos?" y un gigante "¡NO!" resonó en toda la sala. Ahí llegó el momento culmen del concierto de Freedonia en la Joy Eslava, el primer bis: Maika casi se rompe y los músicos con ella interpretando un tema con tantos momentos a capella como orgías de sonido. La gente pidió un segundo bis que no podía ser otro que "Beggin’ you", el single perfecto para cerrar, una composición tranquila pero desgarradora. La cosa terminó ahí. Entre música instrumental de fondo, Maika fue presentando uno a uno a todo el grupo antes de despedirse diciendo "Ustedes y nosotros somos... ¡Freedonia!".
Saludaron al público mostrando gran cariño. Se pedía más pero ya era tarde, Freedonia ya había abandonado el escenario tras dos horas en acción. Los asistentes fuimos marchándonos poco a poco tras el baño de soul, satisfechos pero necesitados de un poco más. Y esas son, al fin y al cabo, las sensaciones que busca producir cualquier músico. En definitiva, ha sido un concierto lleno de magia y pasión por la música. A nadie nos importaría repetir.