CRÓNICA: Frank Black, ex Pixies - Bilbao, Julio 2007

Un monstruo llamado Frank Black


Por: Sandra Cortés. Fotos: Jesús Cortiñas

Como era previsible el llenazo, remoloneamos menos de lo habitual y nos plantamos en el Antzokia a las 21:30 horas. Frank Black no viene todos los días, y los Pixies siguen siendo grandes aunque pasen los años.

Frank Black, ex Pixies, crónica de concierto

12 Julio, 2007 | Sandra Cortés. Fotos: Jesús Cortiñas
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12 Julio de 2007 en sala Kafé Antzokia, Bilbao

  • · Grupos: Frank Black
  • · Público: Lleno [600-700 personas].
  • · Precio: anticipada 25 euros, 28 en taquilla.
  • · Promotora: CF Eventos.

Como era previsible el llenazo, remoloneamos menos de lo habitual y nos plantamos en el Antzokia a las 21:30 horas. Frank Black no viene todos los días, y los Pixies siguen siendo grandes aunque pasen los años. "Media hora antes será suficiente" pensamos como ilusos e ilusos nos encontramos ante una cola bestial con fans poco previsores de cara a la rebaja de 3 euros de la venta anticipada... y eso que se vendían a una manzana de la sala. En fin, ya se sabe, si no dejas las cosas para última hora te pierdes esa emoción.

Frank Black, Pixies, crónica concierto en Bilbao

Foto: Frank Black

En la cola me encontré a un vecino de toda la vida, Charlie, afable como siempre y muy emocionado por la visita de Mister Black Francis. Nos confiesa que él no es muy amigo de tener ídolos, pero que el músico de Boston merece la excepción. Da la sensación de que todos en la cola son de esa opinión.
Conseguimos entrar a las diez y comprobamos que la sala está a tope. Sacamos unas cervezas y nos dirigimos al sitio de siempre, junto a las escaleras de acceso al escenario, nos gusta sentir el calor de los bolos aunque haya un bafle justo arriba y luego el tinitus nos dure dos días haciendo riffs por el tímpano auditivo. Descubrimos a tres chiquillos esperando en una esquina del escenario, llevan camisetas en las que pone staff y les dan instrucciones precisas. Nos miramos de nuevo, alucinados con la nueva cuadrilla de seguridad aunque no van a tener mucho trabajo. Mirando a mi alrededor recordé los tiempos de la Universidad, porque estaban todos los de mi quinta aunque jamás entenderé que ellos y algún otro se pasara medio concierto jugando con el móvil, y alguno hasta contestando llamadas. No sé cómo las leyes de la física pueden permitir hablar por teléfono en medio de un ruido infernal... a lo mejor es que la evolución genética ha dotado a a los quinceañeros de mejor oído.

Frank Black, Pixies, crónica concierto en Bilbao

Foto: Frank Black

Tras diez minutos de espera, Frank y su banda suben al escenario desde la zona de servicios, haciendo una pose como de trabajo de oficina. Me explico, Frank [con gafas de sol] sube con una cartera de cuero [un portafolios] como si fuera un oficinista, la deja, coge la guitarra acústica y nos regala un inicio de concierto unplugged de unas cuatro canciones que adelantan lo que traerá la noche: un gran show. Todo porque este tío es la leche, es un frontman nato. Sin ser Brad Pitt, Franck es un gran actor y logra que no dejes de mirarle, sé que hay un nombre para esto, pero ahora mismo -recordando lo que fue esta noche- no puedo pensar en otra cosa que no sea su cuerpo restregando la guitarra con el pie de micro, distorsionando como quien no quiere la cosa, todo desde una pose erótica que impactaba. Frank Black sí que sabe, sí, lo que es el buen teatro.
El repertorio empieza con "Cactus", sorprendiendo a la audiencia y después de empezar la segunda canción... no se decide y la manda a paseo, para regalarnos "Velouria" y la hermosa "Where is my mind?", un tema de los Pixies que te emociona y que se corea a rabiar. Finaliza la parte acústica con "Headache" y como se le ve lanzado, se baja a platea despojado de su guitarra y canta con sorna el "My way" de Frank Sinatra, mostrándose canalla y juguetón con "Six Sixtysix" mientras el resto de la banda ocupa su lugar: el batería deja bajo un bombo una caja de galletitas saladas, como lo lees, y flipo aunque ya había oído que estos estadonidenses son un poco raros... a su vera, el guitarra y el bajo parecen más normales.
Suenan "Tight Black Rubber", "Velvety", "Thalassocracy", "Threshold Apprehension", una tras otra, caña brutal, Frank se tira al suelo, salta, se enrolla el micro alrededor del cuerpo, se seca el sudor y en el momento álgido y más caliente de la noche, se sale haciendo creo que una versión de los Fatboy Slim, "Rockafella Skank", aprovechando para dar unos gritos cíclicos y montarse en grupa encima del bombo central de la batería y a cada chillido una sacudida, como si estuviera acostándose con la diosa de su imaginación... ¿Consecuencias? Se cargó toda la estructura del batería y durante la canción siguiente el batería tuvo que tocar mientras se la recomponían.

Frank Black, Pixies, crónica concierto en Bilbao

Foto: Frank Black

En uno de los temas siguientes, y debido a la cercanía [estaba en las escaleras del escenario, casi oliéndole los pies al guitarra), Frank empieza a cantar el tema mirándome fijamente, quizá porque le extraña mi posición, sentada ahí, mirándole mientras divago con la música... Total, le miro un poco cohibida porque el tío impone, sonrío tímidamente, él devuelve la sonrisa y como tiene más tablas que yo, que soy una pobre morta anónima, me sostiene la mirada, abre los párpados como si le ardieran los ojos, me clava la vista y... me desarma.
Este tío es un crack en directo, así lo pensaba antes de verle y mucho más tras este concierto. No hay tregua. Mientras le doy vueltas al suceso, la noche avanza. Suena "Bluefinger" y Frank Black se queda más ancho que largo. Ya hemos llegado a la hora y media de concierto pero no hay freno aunque al final de "Robert Onion", se empieza a intuir que el bolo acaba, se vuelve a colocar las gafas, se ajusta la ropa: se baja las mangas, se plancha un poco la camisa, se atusa... La ceremonia llega a su fin. Agarra el portafolios y se larga. Se le escucha repetir "thank you" a diestro y siniestro, mientras los miembros de la banda lanzan dinosaurios pequeñitos, y prefiero pensar que no es una indirecta. Sabemos que no va a haber bis y aunque no hay setlist que consultar, se adivina que gritar será inútil.
El desagrado inunda el Antzokia, después de cómo nos ha arañado el corazón la voz de Black, no nos merecemos esta fuga aunque seguro que ellos lo ven de otra manera. Se baja el telón. Fin.
Como siempre, terminamos el bolo dando un repaso al merchandising. Hay camisetas a un precio de 25 euros y discos a 20. No se ofrece mucho material cuando creo que con este llenazo... podían haber hecho buena caja.
Aunque duele la ausencia de bis, la gente se marcha contenta, aunque hay seguidores de los Pixies que ya habían visto antes a Frank Black y que le hacen algún reproche pero para quienes no le habíamos visto en vivo... el show nos deja plenamente satisfechos. ¿He dicho ya que hicieron una versión de Tom Waits? Pues eso, los canallas se juntan en noches como ésta. Y ahora, a esperar su nuevo disco Bluefinger, cuya salida está prevista para finales del verano.

Frank Black, Pixies, crónica concierto en Bilbao

Foto: Frank Black

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