11 Julio de 2012 en Explanada del Museo Guggenheim, Bilbao

• · Grupos: Bob Dylan
• · Público: Unas 6.500 personas. [Tres cuartos de aforo].
• · Precio: Entradas de pista a 45 euros; de grada a 85 euros.

Bob Dylan es un grande pero si llego a pagar la entrada en Bilbao... igual me arrepiento. Jamás discutiré que el pop y el rock actual son estilos que él reiventó en los 60 pero esperaba más. Tiene 71 años, vale, pero otras estrellas con más edad lo dan todo. Un ejemplo. Este maestro estadounidense fue Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2007 y Leonard Cohen en 2011, y si les comparo y veo que donde uno aparenta rutina el otro pone feeling, sentimiento y eso se nota. Lo mejor fueron sus paseos al piano pero supo a poco. Esta es la crónica de una dylaniana herida.

Bob Dylan en Bilbao, ¡increible!, pensé al saberlo porque no pude verle en 1995 durante su anterior concierto bilbaino. En la cuenta atrás hacia este miércoles dylaniano solo deseaba que la lluvia nos diera tregua aunque en los pasajes de mi vida asocio la escucha de su música a noches en mi habitación con más nubes que soles. Llegado el día D, subo al metro con A. J. Queremos llegar pronto. Así lo hacemos. Dos horas antes, alrededor del Guggenheim hay un mar de camisetas negras con el perfil de Dylan dibujado de mil maneras...

No sé por qué pero cuando voy a un festival o a una actuación multitudinaria me pongo nerviosa. Al llegar al recinto, colas larguísimas nos hacen temer lo peor [hubo gente que entró cuando la música ya estaba sonando] pero comprobamos que los accesos van deprisa. Son las 20.30 h., estamos dentro y el cielo parece tranquilo. Por cierto, última hora, su creatividad no descansa y se confirma que el 11 de septiembre sacará nuevo disco, titulado Tempest. Sigo.

21.10 h. El viaje arranca. En el escenario no hay pantallas gigantes, algo raro si consideramos la cantidad de gente que acude y el precio de las entradas. Sobriedad en escena, tonos oscuros, y Bob Dylan, el mismísimo Bob Dylan, aparece en medio de la banda tocado con su sombrero blanco de ala rígica como si fuera el último cowboy.

Entre los primeros temas se marca un salto de décadas. Abren con "Leopard skin pill box hat", del mítico disco Blonde on Blonde [de 1966] y saltan al disco de 1989 Oh Mercy, tocando "Man in the long black coat". La voz de Dyaln está por debajo de lo que imaginaba. Su tono me recuerda al peor Sabina, ese que tanto defrauda hoy día por mucho que me duela [¡otra herida!]. El repertorio es mejor, me convence. Es variado, Dylan y su clan van alternando folk, rock, country, blues [su armónica no acabó de sonar bien en toda la noche], un set list bien mezclado. Eso es lo mejor del concierto, eso y que Mr. Zimmerman se mueve más de lo habitual según quienes le han visto más veces [hay bolos donde apenas sale del piano].

Dylan y su banda son famosos por deconstruir parte de sus canciones. Hacen que sus fieles jueguen a un trivial encantador donde abunda el despiste porque la banda y él introducen variación tras variación. Baste decir que tocaron en Bilbao "Blowin in te wind", que yo no percibí como bis y otros sí.

En medio de la hora y media de actuación, hubo tiempo de escuchar la maravillosa "All Along the Watchtower" [que Jimi Hendrix recreó como ningún otro guitarrista], la genial "Highway 61" y la imprescindible "Like A Rolling Stone", uno de sus hits más conocidos entre los más conocidos.
El concierto se me hizo corto, a mí y a muchos y que acabó de forma significativa sin que el público le pidiera bis ni con ni sin gritos, Y eso dice mucho y no bueno precisamente.