29 Julio de 2016 en Praza da Quintana, Santiago de Compostela

• · Público: Unas 2.500 personas, algo más de medio aofor.
• · Precio: Gratis.
• · Promotor: Festas do Apostolo 2016 / Concello de Santiago.

Nik West es un espectáculo. Podría ser solo una promesa de la gran cantera funky americana pero tras tocar con Prince y Marcus Miller... sobresale.
En directo luce una cresta azul (alterna colores) como seña de identidad, y en su visita a Santiago, añadió ligueros y llamativa ropa dorada como parte de una apuesta estética que marca diferencias.
Toca, canta, compone y entretiene. Su ritmo entra por los ojos. Su groove es contagioso. Esta veinteañera tiene solo dos discos, es poco conocida pero mezclando temas propios con logradas versiones su sentido escénico va llevando su carrera cada vez más arriba.

Nik West ha trabajado con Prince, como tantos y tantas. Eso sí, es la única que toca el bajo luciendo cresta azulona (o de otro color) y que viaja con una banda donde ritmo y escenografía evocan la mejor escuela funk de George Clinton y Funkadelic. En Santiago, la noche se abre sin ella. Salen sus dos guitarristas a marcarse un duelo al sol de la luna: Ariel Bellvalaire con un tomahawk rojizo y Huwie Wang con un peinado punki rubio. Juntos abren el concierto con un mix de sucesivos riffs de himnos pop rock, con guiños a clásicos de Michael Jackson y Guns and Roses, entre otros tributos.

La intro gusta. Tienen al público en la palma de la mano pero le deben parte de ello a la banda invitada: los Mambo Jambo, grupo instrumental que lidera el bestial saxo de Dani Nel.lo, al frente de una formación con seis años de carrera que ahora gira presentando su tercer disco, Jambology.
Dani y los suyos dominan el rock and roll años 50, con toques de swing, rhythm and blues y otros sonidos. Son valientes porque pueden. Irradian energia y alegría. Lo prueba su lograda versión de la sintonía de la serie documental "El Hombre y la Tierra", joya de Félix Rodríguez de la Fuente que usaba músicas de Antón García Abril. Y sobre esa ambiente ya calentado por los Mambo Jambo, la banda de West aviva el fuego de este programa doble lleno de buen groove.

 

Foto: West tocando el bajo al lado de Hubie Wang (guitarra) en un foto de archivo

Y salta a escena la reina, Nik West. Lleva un bajo blanco, postiza cresta azulona, ligueros negros (sería capaz de llevarlos amarilos) y un vestido de pantalón corto de lentejuelas brillantes que conectan con estética ero-futurista de los años 70 porque, como suele decir Virginia Díaz (locutora de Radio 3)... para subirse a un escenario no puedes ir vestido como si fueras al súper.

Más allá de look, que pesa mucho en el caso de West, ella y la banda suenan bien. Ojo, antes hay ajustes. Tras algún acople, varios gestos del teclista (batería y una corista completan la banda) hacia los técnicos del escenario muestra afan perfecionista (incluso ella se acerca a hablarles en plena afena). Así, la maquinaria funk se engrasa. Nik arranca con "Say Something", título de su segundo disco, editado por Spectra en este 2016. En ese corte, ofrece al público el papel de corista a ratos, jugando, sellando la complicidad, dando ejemplo de que un buen concierto pide hablarse, mirarse a uno y otro lado del palco.

El ritmo se rebaja un poco con la "People Pleaser", con Nik mostrando una voz aguda que no canta nada mal. Poses, pasos, risas, sonrisas, esto es funky y también show. Hablando de voz, a los 20 minutos, la norteamericana deja las cuatro cuerdas, asume el bajo la otra cresta-woman y ella, líder pero no egoista, se centra en cantar regalando un momento de soul suave con "Forbidden fruit" (Fruta Prohibida), corte de su debut, Just in the Nik of time (autoeditado, 2013), de sus días de pelambrera estándar. Está a gusto, pregunta a las primeras filas en base al estribillo: "¿crazy for me?" e incluso en castellano... "¿loco por mi?", con la corista, Nichelle West (vestida casi como las Supremes), poniendo buenos apoyos r con su "crazy, craaaaazy, crazy..."

Foto: Dani Nel.lo soplando durante un concierto pasado al frente de Mambo Jambo

Es lo que tiene Estados Unidos. Una persona que no es casi nadie allí, una cantante e instrumentista poco conocida, nos visita y es capaz de seducirnos en media hora, de recordarnos que un concierto es mucho más que escuchar canciones.

Y para ir a más. Esta frontwoman nacida en Arizona rememora a la gran Tina Turner con la famosa versión que hizo del "Proud Mary" y el conocido fraseo de... "Rollin on the river". Taja el cover en dos partes, una con paso ralentizado para acabar con un break antes de pisar el acelerador bañando de funky este clásico. Todo sin dejar de pedir palmas, sin dejar de compartir. Seguro que la gran Turner está orgullosa de servir de guia para Nik y otros musicos emergentes de la música negra americana.

En esa parte final caen ecos de "We got the funk", himno bailable de Clinton versionado por todo el mundo, y luego llega el esperado tributo a Prince, con un tema que: "Es de mis favoritos", cuenta Nik antes de tocar "Lets work", homenaje que deja algo frío al personal pese a la coreografía de la banda con todos girándose al compás de West de 90a en 90 grados. La breve desconexión se debe a que toda la plaza hubiera preferido algo más reconocible, como la versión de "Kiss" que hizo quince días antes en un festival de Lugano (Italia).

No decae el clima. El set concluye. Llega el esperado bis. Apuestan sobre esa carta de riesgo que supone revisar un temazo de otro estilo hasta llevarlo a tu terreno: así que atacan el "Back is black" de los australianos AC DC y se mueven las piedras del suelo entre saltos y contoneos cerca del escenario donde las poses eróticas dentre Nik y sus guitarristas con duelos sexuales de espada mástil contra mástil generan algún que otro alarido... y la noche se acaba pero el funky se queda flotando en el aire. We Got The Funk.

 

Foto: Nik West, segunda desde la izquierda, con uno de sus quintetos habituales