Anari, una voz capaz de herir y curar
Por: Mikel Lizarralde. Fotos: Maider Balboa
Es necesario reconocer que vivir de la música en euskara es una misión difícil. A lo reducido de la población "diana" se une el hecho de ser una lengua poco "familiar" y sin lenguas cercanas. Fuera de los circuitos "verbeneros", hacerse con un nombre es una tarea que requiere talento, tenacidad y una pizca de suerte.
07 Abril de 2017 en sala Jimmy Jazz Vitoria Gasteiz, Vitoria Gasteiz
- · Grupos: Anari + Jupiter Jon
- · Público: unas 80 personas
- · Precio: 10 euros en venta anticipada, 12 euros en taquilla
- · Promotor: Jimmy Jazz
Es necesario reconocer que vivir de la música en euskara es una misión difícil. A lo reducido de la población "diana" se une el hecho de ser una lengua poco "familiar" y sin lenguas cercanas. Fuera de los circuitos "verbeneros", hacerse con un nombre es una tarea que requiere talento, tenacidad y una pizca de suerte.
Por eso que hay que reconocer que propuestas que se mueven más en lo experimental, como la de los iruneses Jupiter Jon del carismático Baxi tienen mucho mérito. Es necesario reconocer que fue un concierto difícil y poco accesible, sólo para fans del grupo. Las voces no terminaban de encajar con la música y a veces incluso sonaban desafinadas, sobre todo, cuando le tocaba el turno de cantar a la batería Aida, ahí la voz no encajaba y además no terminaba de sonar empastada con la música. Si a eso unimos los gritos, onomatopeyas... seguir el hilo de la propuesta de Jupiter Jon fue complicado.
Foto: Jupiter Jon durante su concierto en la sala Jimmy Jazz de Vitoria
¿Fue un mal concierto? En definitiva, ¡no! Entre Jupiter Jon y el público se levantó un muro de sonido brutal e hipnótico con un bajo muy presente y unas guitarras intensas. Esa parte es sin duda, la mejor del grupo, ya que, esas cadencias repetidas con las guitarras, que como decimos, creaban una atmosfera hipnótica era interrumpida por unas voces que estropeaban el trance.
Parece que Jupiter Jon tiene un receta que puede ofrecer algo interesante pero deberían pulir un poco algunos aspectos de su propuesta, sobre todo en directo. Lo mejor sin duda, “Elvis", un tema donde todas sus virtudes se pusieron de manifiesto y las voces molestaron menos.
Pero si la música en euskara tiene una autora que haya conseguido cierta trascendencia más allá del Ebro, esa es sin duda Anari. La azkoitiarra se presentó en Vitoria – Gasteiz con la banda al completo, dos guitarras, batería, teclados y esa inconfundible voz que hace a la gipuzkoana tan especial.
Las cerca de 80 personas que nos acercamos a la sala Jimmy Jazz disfrutamos de un concierto sólido, tanto como el repertorio de Anari. Se mostró comunicativa, disfrutando del concierto y de la noche.
Foto: Anari probando que cuenta con músicos muy solventes en directo
Anari elaboró un discurso con una coherencia brutal, manteniendo una conversación con su repertorio y con el público como testigo. Cada canción en su sitio, cada pincelada con un sentido y cada palabra susurrada con su voz, esa voz con la capacidad que ella tiene para herir y curar al mismo tiempo. Oscila entre el susurro y el grito y tanto uno como otro suenan intensos y auténticos.
Y el público, absolutamente entregado a la causa, cantó con ella todas las canciones destacando "Piromania" donde Anari se retiró un momento para dejar que su grupo y el público cantarán juntos el estribillo. La artista gipuzkoana no viajó en exceso en el tiempo. Se centró en sus últimos discos, siendo Epilogo Bat y Zure Aurrekari Penalak los principales protagonistas del set list. Aunque también cantó alguna de Irla Izan.
Foto: Anari cantando cerca del micro airea igual un susurro que una letra con rabia
Parece que Anari no quiere vivir de las rentas del pasado y prefiere centrarse en sus nuevas canciones para desde ahí construir el hilo que guie cada concierto.
En Vitoria, destacaron en esa propuesta "Epilogo Bat" y "Ametsen Eraiste Neurtua" y su pequeño a homenaje a una de sus referencias más claras Nick Cave.
Su buena sintonía con Carlos Osinaga [alias Txap], que ayudó con la guitarra en algunas canciones, tuvo su máximo exponente en la interpretación de "Gu", sin duda, lo mejor de la noche. A ellos, desde luego, se les vio disfrutar mucho, cantaron, gritaron y dejaron un poso de complicidad y buen rollo muy disfrutable.
Un concierto donde además de "Gu", Anari se permitió viajar hasta el pasado más recóndito de su repertorio al final de un concierto que acabó sin bises porque al parecer debía concluir a las doce de la noche.
Esto provocó que el final fuera algo abrupto y que nos dejará a casi todos/as con ganas de más.
Foto: Anari dando protagonismo a la guitarra bien arropada por su banda